Sinopsis

La historia de Jesús de Nazaret se ha contado de muchas maneras a lo largo del tiempo. Arriesgarse con un musical, en España y en el siglo XXI, tiene mérito. Hay quien podría pensar que tras Jesucristo Superstar no había modo de volver sobre esta historia. Sin embargo, lo hay. Porque la vida, muerte y resurrección de Jesús, su paso por un mundo que vuelve del revés y su manera nueva y radical de hablar de Dios necesita, en cada época, volver a ser contada. De esto se trata aquí.

Título original
33 El Musical
Dirección
Toño Casado
Guion
Toño Casado
País
España
Año de publicación
2018
Reparto
Christian Escuredo, Laura González, María Virumbrales, David Velardo, Laureano Ramírez, Damián Mª Montes...
Trailer
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Portada
33 El Musical Imagen 1
Duración
2h.45 minutos
Para pensar

Más allá de aspectos técnicos, sobre todo 33 el Musical tiene mucho de una catequesis contemporánea, provocadora y sugerente a partes iguales, con una opción decidida por plantear los retos del evangelio en la cultura contemporánea. Ciertamente, pretende no dejar indiferente, y lo consigue. Algunas propuestas para pensar al hilo de lo visto serían.

  1. La evolución de Jesús durante la representación cuenta un viaje interior fascinante. Durante toda la primera parte vemos a un Jesús alegre, juvenil, quizás hasta ingenuo en sus planteamientos, que sin embargo son puro evangelio: amor, acogida, perdón… Sin embargo, toda la segunda parte vamos viendo a un Jesús que, ante el conflicto, va tomando conciencia de la encrucijada en la que está. Impresionante la oración del huerto, aunque ahí supongo que cada quién tendrá sus momentos favoritos. Y ahí, surge una pregunta, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar si tomamos en serio el evangelio?

  2. A propósito de Jesús, hay un tema provocador. El concurso de televisión en el que distintas personas responden a la pregunta: «¿Quién es Jesús?» El acierto –yo así lo veo– es combinar entre las respuestas todo tipo de miradas. Desde el puro humanismo que solo ve a Jesús como un hombre bueno, hasta la intuición de María y Magdalena sobre quién es ese Mesías que habla de amor, pasando por esoterismos varios, o mostrando también lo lejanas que pueden resultar las abstracciones teológicas para muchas personas. Creo que el gran punto de este número es mostrar la complejidad para responder, y la necesidad que seguimos teniendo hoy, cualquiera, de responder a la pregunta: «¿Y vosotros, Quién decís que soy yo?»

  3. Es un verdadero acierto la manera en la que el mal está representado. Sin querer desvelar mucho alguna de las sorpresas que depara la obra, nos vamos a encontrar con un diablo de muchos rostros, sutil, seductor, engañoso. Las tentaciones en el desierto están muy bien, pero sobre todo la tentación de Judas es uno de los momentos más interesantes y mejor resueltos. Constantemente aparece en escena, desde los márgenes, ese mal (a la sombra de Caifás, venciendo la resistencia de Pedro al sueño, contribuyendo a convertir el templo en cueva de ladrones…).

  4. Creo que se puede decir que hay bastante profecía en el musical. Para todos. Se critica la flojera de los discípulos, la rigidez de los sacerdotes, la incoherencia de los seguidores… Se plantean cuestiones actuales, como el papel de las mujeres en la Iglesia… Creo que es difícil no reconocerse en alguna de las críticas que se van vertiendo a lo largo de las distintas escenas. El número de la expulsión de los mercaderes tiene una carga de profundidad enorme, y nos pone a cada uno delante de un espejo en el que no es fácil mirarse.

  5. La representación de Caifás y el Sanedrín también es compleja. El autor aprovecha para tender otro puente hasta nuestro mundo contemporáneo. La esclavitud de la Ley, denunciada por Jesús con contundencia, encuentra aquí reflejo en el clericalismo (tan cuestionado en los últimos tiempos), en maneras rígidas o intransigentes de vivir la fe, la práctica religiosa, o de poner antes a la norma que a las personas. «En nuestro cielo no puede entrar la chusma», canta Caifás. Creo que ante todas estas críticas lo interesante es la pregunta en primera persona. ¿Y yo qué?

  6. La representación de los pobres, los leprosos, las prostitutas, los marginados, todos aquellos para quienes el evangelio es Buena Noticia, es muy poderosa. La canción sobre una Jerusalén poblada por desheredados; sus lamentos y anhelos, su desesperada búsqueda de respuestas, pone delante de nosotros una constatación: La Buena Noticia llegará a aquellos que no viven saciados y encerrados en su propia satisfacción.
  • Primero, porque hace honor a su nombre. Es un musical digno de cualquier escenario. El montaje es poderoso, la escenografía cuidada y sugerente. El vestuario, muy expresivo. El ritmo, ágil. La música, de enorme calidad…

  • Por la banda sonora. Los temas de Toño Casado son diversos. Solistas y coros se van alternando, en temas que van desde canciones lentas que transmiten inseguridad, dolor o esperanza, a canciones corales que contagian energía a toda la audiencia. Mención especial los juegos de voces superpuestas en varios momentos.

  • Por la escenografía. Los movimientos de escenario, siendo sencillos, están muy bien pensados. Con especial acierto en la solución del juicio a Jesús, y la crucifixión.

  • Por un reparto que se nota que disfruta de lo que está haciendo, está contando, y está cantando. Christian Escuredo realmente domina el registro para un papel –el de Jesús– sobre el que recaen algunos de los temas más exigentes.

  • Por la combinación de un planteamiento muy profesional (innegable) con el interés de un equipo en el que -empezando por el autor- hay mucha gente para quien esto es una manera de transmitir el evangelio. Y se nota.