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Tras días de risas con ello ¡ya se jugó el famoso Corea del Sur – Méjico!

Reconozco que me ha hecho mucha gracia el vídeo de la Pareja discutiendo por el mundial que acompaña este artículo, y me he hecho fan de Jero Freixas (su autor).

A mí me gusta el fútbol. Pero eso es lo de menos. Esta discusión nos puede servir de reflejo para reconocer nuestros apegos, aquellas cosas a las que estamos enganchados, polarizando nuestra escala de valores y las decisiones que tomamos.

Ahora ya da igual que sea fútbol o no, que la otra persona esté de acuerdo o no, da igual que lo justifiquemos peor o mejor, que el otro valor en la balanza sea más o menos razonable… reconócelo, estás enganchado. Todos y cada uno tenemos algo absolutizado, ¿qué es para ti? La imagen, una persona, una bebida, el perfeccionismo, un juego…

La cuestión es ¿cuánto me tiene enganchado?, ¿es capaz de ganar frente a las cosas más importantes de mi vida?, ¿está desajustándome?, ¿influye en la relación con quien me quiere?

Y respecto a la fe, ¿Cuántas cosas pongo por delante de Dios y el evangelio?

Si acabas a malas con el amor de tu vida (o con el Amor de tu vida), por un partido… sigue estos pasos. El primer paso es reconocerlo. Segundo, comprender cómo te domina. Y tercero replantearte tu escala de valores.

Y en los casos más difíciles, no desesperes, que hay quien no dejará de insistir: «Ríndete y reconoce que soy Dios» (Salmo 46, 11).