Aunque no ha tenido gran trascendencia estos días- pese al verano periodístico- acaba de publicarse la ARWA -Clasificación Académica de Universidades del Mundo-. Quizás el ranking más prestigioso que tiene en cuenta los centros universitarios con investigaciones de mayor impacto y los premios de renombre entre otras variables.

Al igual que en los últimos quince años, Harvard vuelve a liderar la lista seguido de un gran número de centros estadounidenses y británicos. Una amplia gama de universidades en las que, aquí está la novedad, debemos esperar hasta el puesto 200 para encontrar la primera universidad española. España es el único gran país desarrollado que no logra colocar ninguna universidad entre las mejores del mundo. Una situación que quizás no sorprende tanto pero que contrasta mucho comparado con otros ámbitos como la cultura, el turismo, la sanidad y por supuesto el deporte, donde somos de los mejores de la clase.

Esta situación refleja la imagen y la confianza que ponemos en la educación en España, convertida en arma arrojadiza de políticos y tertulianos de medio pelo y no en herramienta de cambio social. Por mucho que miremos para otro lado, este tipo de noticias evidencian qué es lo que realmente nos importa, o mejor dicho lo que no nos importa. Aunque no nos lo tomemos en serio, la educación sigue significando futuro. Es el cimiento de cualquier sociedad, pero requiere paciencia y responsabilidad a muchos niveles -de lo personal a lo colectivo-, peajes que quizás no estamos dispuestos a pagar. Y sobre todo, surge la inquietante pregunta de qué tipo de personas queremos formar.

Eso sí, ante un dato como este, quizás en lugar de empezar a buscar culpables fuera, lo que haya que preguntarse es qué tenemos que cambiar cada uno de los implicados en la educación: autoridades académicas, políticos, profesores e investigadores, y también los estudiantes a través de sus asociaciones. Evidentemente, no es que haya que repartir la responsabilidad a partes iguales, pero sí hay que asumir las diferentes responsabilidades.